lunes, 26 de marzo de 2012


El tiempo imperfecto

En la escuela primaria cuando estamos aprendiendo lo que las personas encargadas de nuestra educación consideran importante o lo que les conviene que sepamos sobre todo tipo de temas escabrosos, una de las cosas más enfadosas y difíciles de aprender (si lo recuerdan estarán de acuerdo conmigo) además de las malditas tablas de multiplicar (no soy un gran fanático de los números) es la conjugación de los tiempos.
En aquellos tiempos en los que casi todos fuimos tan felices y nuestra mayor preocupación era el enseñarle la boleta de calificaciones a nuestros padres con ese número 5 en color rojo que representaba un fracaso de proporciones apocalípticas y un seguro castigo por parte de nuestros progenitores, lo que menos nos interesaba era el saber sobre los tiempos, se puede decir que sin pensarlo teníamos una ideología totalmente hippie ante esta materia, el pasado ya paso, ya no lo podemos cambiar así que ¿para que preocuparse por el? Aunque a decir verdad y al ver y escuchar a nuestros padres podíamos saber que el pasado para ellos estaba siempre presente (pasado, presente, se comenzaba a complicar) siempre hablaban de lo mejor que eran las cosas antes, cuando ellos eran niños todo era mejor en el pasado (y el discurso no ha cambiado) después venía el presente, muchos románticos dicen que se llama así porque la vida es un regalo y hay que disfrutar el momento, pero aquellos niños que fuimos alguna vez no se detenían a pensar en lo bonito que era la vida, simplemente la vivían, sin saberlo navegábamos por la vida y el tiempo hacía su trabajo sobre nosotros, finalmente estaba el futuro, curiosamente a esa edad el tiempo que más nos ocupa es el futuro, desde la fantasía de vivir en un mundo en donde la tele transportación, los autos voladores y las calles repletas de alienígenas civilizados retrato fiel de lo visto en muchas películas de ciencia ficción hasta el sueño mas apegado a la realidad en el que nos veíamos como doctores, veterinarios o bomberos, trabajando y con un carro de lujo a la puerta de nuestra enorme mansión (bueno eran cosas de niños) siempre estábamos pensando es todas esas cosas y hasta nos emocionaba el imaginarnos el mundo de esa manera
Todas esas fantasías y sueños locos se perdían en la conjugación de sujeto con verbo, yo conjugo, tu conjugas, ellos conjugan y así teníamos nuestros cuadernos llenos de tablas de conjugación en interminables estados del tiempo, porque después aparecía el copretérito y el pospretérito y con el puro nombre ya estabas confundido pero todo con la finalidad de enseñarte a hablar bien y expresar en el tiempo adecuado lo que estabas viviendo.
Obviamente mientras el tiempo corre el futuro se vuelve presente y el presente pasado todas esas fantasías e ilusiones regularmente se van destrozando a pedazos una por una afortunadamente por más fatalista que suene la sentencia anterior, casi todos tenemos la capacidad de aferrarnos a lo que nos toca y desde nuestra trinchera le damos guerra a la vida.
Pero ese inevitable paso de los años trae consigo un reclamo, un abrir de ojos de todos nosotros al darnos cuenta de que en todas esas tediosas conjugaciones de tiempo y libretas llenas de palabras sin sentido en las que yo, tu, el, nosotros, ustedes y también ellos realizaban impensables actos tan solo para comprobar su diferente mención en los tiempos que se le ocurrieran a nuestros maestros les hizo falta enseñarnos el modo de tiempo más importante y misterioso, un modo de tiempo que toda nuestra vida nos afecta, tanto al pasado, al presente y sobre todo, aunque aún no lo sepamos, al futuro y del que nos quejaremos a lo largo de nuestras vidas en distintas ocasiones, ese tiempo que nos llevará a darnos cuenta de nuestros errores solo para burlarse en nuestra cara, el tiempo que muchos dicen que no existe pero que a todos nos ha afectado alguna vez, me refiero al terrible e indeseable “hubiera”.
Y es que a pesar de la experiencia el que siga diciendo que el hubiera no existe la verdad esta muy equivocado, en la descripción particular de este grupo de investigadores, el hubiera es un tiempo específicamente creado para señalar nuestros errores cuando ya no hay manera de corregirlos y siempre viene acompañado de consecuencias que le dan un giro inesperado al acontecimiento del cual se ve ligado.
Este tiempo esta definitivamente ligado a nuestros destinos sucede en el presente y es recordado con frustraciones y mentadas de madre en el futuro, como ya lo mencione una de sus principales características es el hecho de que sus consecuencias no tienen solución, te enteras que la solución posible a ese problema que te sucedió (presente) ya no se puede remediar (pasado) y le dará en la torre a todo lo que tenías planeado (futuro) es la conjugación de los tres tiempos maléficamente combinados para arruinarnos ese momento tan especial y de ahí se desprenden frases que pueden llegar a ser cómicas siempre y cuando no seas tu la persona que entra en esa conjugación “no hubiera tomado esta avenida el tránsito esta fatal” “si me hubiera levantado 5 minutos antes hubiera llegado temprano a mi trabajo y no me hubieran despedido por impuntual” “de saber que estaba el policía de transito a la vuelta no me hubiera pasado el alto” “no hubiera tomado tanto” “hubiera estudiado otra cosa” “hubiera comprado condones de mejor calidad” “ojala que no me hubiera acostado con ese tipo” “de haber sabido que era así no me hubiera casado con el/ella” y la lista puede ser interminable.
Lo cierto es que en todos los ejemplos que podamos tener al respecto hay siempre un elemento que nos puede evitar caer en las garras de este tiempo imperfecto y es algo llamado sentido común ¿lo han escuchado? Regularmente cuando estas en ese momento que más tarde volverá como perro rabioso a morderte el trasero en un futuro no muy lejano, se dispara una pequeña alerta, a veces es tan discreta que preferimos pasarla por alto pero siempre esta ahí, cuando te levantas al baño en medio de una borrachera y ves tu rostro en el espejo, sabes que ya no puedes más, cuando vas camino al motel con esa persona que no te convence del todo, cuando estas comiendo ese bocado que sabe “un poquito raro” es ahí cuando siempre hay algo que nos dice “cuidado, estas en riesgo de ser conjugado” es verdad esa alarma siempre esta ahí pero el escucharla y seguirla en cada ocasión también le quitaría mucho sentido a la vida, hay personas que han llegado hasta donde están debido a que alguna vez tuvieron ese error, fueron conjugados en el tiempo hubiera y después de besar el suelo comenzaron su ascenso hacia la cima, pero esos ejemplos se pueden contar con los dedos de una mano.
La vida humana es un conjunto de errores, quienes estudian el movimiento de los seres vivos definen el caminar del hombre sobre sus dos extremidades inferiores como un intento tras otro por no caer, pero esa precisamente es nuestra esencia, fuimos creados para equivocarnos y
en esa cadena de errores algún día dar un acierto que acomodará el resto de nuestras vidas, no hay un ser humano perfecto que siempre escuche a su conciencia y nunca haya escuchado de alguien más esas palabras que a todos nos molestan tanto “te lo dije”
Lo terrible de ser conjugado en el tiempo “hubiera” no es caer en ese error y darse cuenta que en sus manos estuvo la solución desde el primer momento, sino el quedarse en el suelo y repetir una y otra vez los mismos errores, errar es humano pero hay una frase muy cierta que se puede aplicar para esta ocasión y encaja a la perfección “en la variedad esta el sabor de la vida” así que la próxima vez que alguien les diga “te lo dije” y en su mente suene con una voz estridente la frase “hubiera” vuelvan un poco al pasado, descubran que fue eso que hicieron mal y que les esta pateando las bolas en el presente y hagan el jodido favor de no repetirlo en el futuro. Nos vemos en la calle. 

Agente 07
En constante conjugación

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