El tiempo imperfecto
En la escuela primaria cuando
estamos aprendiendo lo que las personas encargadas de nuestra educación
consideran importante o lo que les conviene que sepamos sobre todo tipo de
temas escabrosos, una de las cosas más enfadosas y difíciles de aprender (si lo
recuerdan estarán de acuerdo conmigo) además de las malditas tablas de
multiplicar (no soy un gran fanático de los números) es la conjugación de los
tiempos.
En aquellos tiempos en los que casi
todos fuimos tan felices y nuestra mayor preocupación era el enseñarle la
boleta de calificaciones a nuestros padres con ese número 5 en color rojo que
representaba un fracaso de proporciones apocalípticas y un seguro castigo por
parte de nuestros progenitores, lo que menos nos interesaba era el saber sobre
los tiempos, se puede decir que sin pensarlo teníamos una ideología totalmente
hippie ante esta materia, el pasado ya paso, ya no lo podemos cambiar así que
¿para que preocuparse por el? Aunque a decir verdad y al ver y escuchar a
nuestros padres podíamos saber que el pasado para ellos estaba siempre presente
(pasado, presente, se comenzaba a complicar) siempre hablaban de lo mejor que
eran las cosas antes, cuando ellos eran niños todo era mejor en el pasado (y el
discurso no ha cambiado) después venía el presente, muchos románticos dicen que
se llama así porque la vida es un regalo y hay que disfrutar el momento, pero
aquellos niños que fuimos alguna vez no se detenían a pensar en lo bonito que
era la vida, simplemente la vivían, sin saberlo navegábamos por la vida y el
tiempo hacía su trabajo sobre nosotros, finalmente estaba el futuro,
curiosamente a esa edad el tiempo que más nos ocupa es el futuro, desde la
fantasía de vivir en un mundo en donde la tele transportación, los autos
voladores y las calles repletas de alienígenas civilizados retrato fiel de lo
visto en muchas películas de ciencia ficción hasta el sueño mas apegado a la
realidad en el que nos veíamos como doctores, veterinarios o bomberos,
trabajando y con un carro de lujo a la puerta de nuestra enorme mansión (bueno
eran cosas de niños) siempre estábamos pensando es todas esas cosas y hasta nos
emocionaba el imaginarnos el mundo de esa manera
Todas esas fantasías y sueños
locos se perdían en la conjugación de sujeto con verbo, yo conjugo, tu
conjugas, ellos conjugan y así teníamos nuestros cuadernos llenos de tablas de
conjugación en interminables estados del tiempo, porque después aparecía el
copretérito y el pospretérito y con el puro nombre ya estabas confundido pero
todo con la finalidad de enseñarte a hablar bien y expresar en el tiempo
adecuado lo que estabas viviendo.
Obviamente mientras el tiempo
corre el futuro se vuelve presente y el presente pasado todas esas fantasías e
ilusiones regularmente se van destrozando a pedazos una por una afortunadamente
por más fatalista que suene la sentencia anterior, casi todos tenemos la
capacidad de aferrarnos a lo que nos toca y desde nuestra trinchera le damos
guerra a la vida.
Pero ese inevitable paso de los
años trae consigo un reclamo, un abrir de ojos de todos nosotros al darnos
cuenta de que en todas esas tediosas conjugaciones de tiempo y libretas llenas
de palabras sin sentido en las que yo, tu, el, nosotros, ustedes y también
ellos realizaban impensables actos tan solo para comprobar su diferente mención
en los tiempos que se le ocurrieran a nuestros maestros les hizo falta
enseñarnos el modo de tiempo más importante y misterioso, un modo de tiempo que
toda nuestra vida nos afecta, tanto al pasado, al presente y sobre todo, aunque
aún no lo sepamos, al futuro y del que nos quejaremos a lo largo de nuestras
vidas en distintas ocasiones, ese tiempo que nos llevará a darnos cuenta de
nuestros errores solo para burlarse en nuestra cara, el tiempo que muchos dicen
que no existe pero que a todos nos ha afectado alguna vez, me refiero al
terrible e indeseable “hubiera”.
Y es que a pesar de la
experiencia el que siga diciendo que el hubiera no existe la verdad esta muy
equivocado, en la descripción particular de este grupo de investigadores, el
hubiera es un tiempo específicamente creado para señalar nuestros errores
cuando ya no hay manera de corregirlos y siempre viene acompañado de
consecuencias que le dan un giro inesperado al acontecimiento del cual se ve
ligado.
Este tiempo esta definitivamente
ligado a nuestros destinos sucede en el presente y es recordado con
frustraciones y mentadas de madre en el futuro, como ya lo mencione una de sus
principales características es el hecho de que sus consecuencias no tienen
solución, te enteras que la solución posible a ese problema que te sucedió
(presente) ya no se puede remediar (pasado) y le dará en la torre a todo lo que
tenías planeado (futuro) es la conjugación de los tres tiempos maléficamente combinados
para arruinarnos ese momento tan especial y de ahí se desprenden frases que
pueden llegar a ser cómicas siempre y cuando no seas tu la persona que entra en
esa conjugación “no hubiera tomado esta avenida el tránsito esta fatal” “si me
hubiera levantado 5 minutos antes hubiera llegado temprano a mi trabajo y no me
hubieran despedido por impuntual” “de saber que estaba el policía de transito a
la vuelta no me hubiera pasado el alto” “no hubiera tomado tanto” “hubiera
estudiado otra cosa” “hubiera comprado condones de mejor calidad” “ojala que no
me hubiera acostado con ese tipo” “de haber sabido que era así no me hubiera
casado con el/ella” y la lista puede ser interminable.
Lo cierto es que en todos los
ejemplos que podamos tener al respecto hay siempre un elemento que nos puede
evitar caer en las garras de este tiempo imperfecto y es algo llamado sentido
común ¿lo han escuchado? Regularmente cuando estas en ese momento que más tarde
volverá como perro rabioso a morderte el trasero en un futuro no muy lejano, se
dispara una pequeña alerta, a veces es tan discreta que preferimos pasarla por
alto pero siempre esta ahí, cuando te levantas al baño en medio de una
borrachera y ves tu rostro en el espejo, sabes que ya no puedes más, cuando vas
camino al motel con esa persona que no te convence del todo, cuando estas
comiendo ese bocado que sabe “un poquito raro” es ahí cuando siempre hay algo
que nos dice “cuidado, estas en riesgo de ser conjugado” es verdad esa alarma
siempre esta ahí pero el escucharla y seguirla en cada ocasión también le
quitaría mucho sentido a la vida, hay personas que han llegado hasta donde están
debido a que alguna vez tuvieron ese error, fueron conjugados en el tiempo
hubiera y después de besar el suelo comenzaron su ascenso hacia la cima, pero
esos ejemplos se pueden contar con los dedos de una mano.