Yo tengo un sueño
Necesidad, deseo, anhelo puede
sonar a lo mismo y en el fondo lo es, estas palabras tienen el poder de
impulsar a un ser a luchar por lo que quiere o dependiendo del carácter de ese
ser, lo pueden hundir en la más extraña de las realidades. Es precisamente de
este tipo de bichos del que les quiero
hablar en esta ocasión, en Urbania hay un sueño que se expande como virus,
sobre todo entre los miembros de la clase baja, un sueño digno de película que
por más irreal que parezca es la guía y el objetivo que rige la vida de nuestro
animal en turno.
Como siempre el Centro de
Investigaciones de Urbania ha enviado a sus investigadores a seguir durante
algún tiempo a un espécimen de esta tribu citadina y a continuación les
presento un breve resumen de lo que hemos podido constatar sobre su
comportamiento.
Su nombre es Nicolás, mejor
conocido como El Nico, no tiene un trabajo estable de hecho nunca lo ha tenido,
por las mañanas ayuda en el mercado a descargar los costales de verduras,
después de ahí lo pueden encontrar en un estacionamiento ofreciendo sus
servicios como lava coches, para finalmente en la tarde vender paletas de hielo
con un carrito que le prestan en una fabrica de esos productos. Como se podrán
imaginar sus ingresos son bastante variables, hay días en los que le puede ir
muy bien y otros en los que de plano ni para la comida alcanza esta situación
depende de mil situaciones posibles, desde el clima local hasta la economía
mundial, pero esos factores son cosa que no le importan a Nico ya que en su
casa le espera su esposa y sus dos hijos que siempre tienen hambre y
necesidades diversas.
Es difícil vivir a este ritmo si
no se tiene una fuerte motivación y ustedes pensaran que no hay mejor
motivación que la familia para dar el máximo cada día sin embargo el Nico
piensa diferente, su familia es una consecuencia con la que se tropezó en la
vida hay días incluso en los que la considera un castigo de Dios, su mujer solo
pide y pide cosas innecesarias y sus hijos que decir, en vez de ayudarle a
trabajar solo quieren juguetes, ropa y siempre tienen hambre, parece que nunca
se llenan, no amigos esa no es la motivación que impulsa a nuestro individuo a
trabajar cada día desde que sale el sol hasta que la luna esta muy arriba, lo
que en verdad lo motiva por increíble que les parezca es el sueño de que algún
día, su suerte lo va a convertir en un millonario y dejará atrás toda esta vida
y las consecuencias que ha tenido que enfrentar hasta ahora (incluyendo a su
molesta familia) pero no piensen que Nicolás tiene en mente trabajar hasta
volverse rico, sabe muy bien que con sus trabajos jamás llegará a ninguna
parte, pero esos trabajo le ayudan a conseguir el medio de transporte hacia su
nueva vida, el Nico invierte más de la mitad de lo que gana todos los días en
billetes de lotería, juegos de azar, apuestas, quinielas, sorteos y todo lo
existente en Urbania que prometa cambiar la vida de la noche a la mañana, esa
es su motivación y esta totalmente convencido de que su sueño será realidad, no
le importan las estadísticas, no le importa que haya otros 5 millones de
soñadores que cada día entran al mismo sorteo que él, ya ha escuchado varias
historias de personas que se encontraban en peores situaciones que la suya y
ahora se pasean en un yate por la costa del país derrochando sus millones
acompañados de las mujeres más espectaculares, allá es a donde se dirige (o
cree dirigirse) y es tan fuerte su adicción a estos juegos que hay ocasiones en
las que tiene que buscar su comida en los botes de basura con tal de tener un
poco más de dinero para invertirlo en un boleto. Ahora seguramente estarán
pensando que es un completo idiota y no pienso discutírselos, pero su adicción
ha sido alimentada por el perfecto sistema de juegos que se vende en esta
ciudad, Nicolás ha sido premiado por sus esfuerzos con pequeñas cantidades que
curiosamente llegan en los momentos en que esta a punto de perder su fe, por
ejemplo en una de esas ocasiones en las que la economía estaba peor que nunca y
no encontraba ni siquiera que comer, solo tenía en su bolsillo la cantidad
exacta para comprar un boleto de lotería de esos en los que tienes que rascar
casillas para descubrir 3 figuras iguales y saber que es lo que te has ganado,
instintivamente olvido el hambre que tenía (en el hambre de sus hijos ni
siquiera reflexiono) y fue con su dealer a comprar un boleto, 3 signos iguales
le iluminaron el rostro y una enorme sonrisa se dibujo cuando rasco el premio
al que ya era acreedor, 1000 (pesos, soles, reales) que era mucho más de lo que
podría hacer en sus mejores días de trabajo, lo primero que hizo fue comprar
200 en boletos similares, invirtió otros 300 en una planilla para el premio
mayor a realizarse en 5 días más y 100 más en llenar una quiniela con los
resultados de los próximos partidos de fútbol, acto seguido fue a la cantina
más cercana y se pudo dar el lujo de sentarse en las piernas a la mesera mas
codiciada del lugar después de gastarse otros 300 y salir como araña fumigada
del lugar, fue a comprar una bolsa de pan y 3 latas de atún que le costaron 50 y llego a su casa con la
cena para su familia, el se fue derecho a la cama sin decir una palabra pero
con la convicción de que sus inversiones le darían por fin acceso a la vida que
ya se merecía después de tanto sufrimiento, esta de más mencionarles que no
gano nada.
De esa manera es que la adicción
se alimentaba, varias veces ha sido el “afortunado” ganador de premios
insignificantes que solo le alcanzan para dar bocanadas de sabor dulce a su
sueño y proyecto de vida. Y es que si se ponen a analizarlo es fácil vivir de
ilusiones, la realidad es bastante dura y queramos o no la debemos afrontar
cada día, todos necesitamos un escape de vez en cuando, el problema es cuando
ese escape se convierte en obsesión y en tu prioridad número 1 por encima de
todo lo demás, peor aún cuando el llegar a ese objetivo depende de que adivines
los resultados de 14 partidos de fútbol de una liga totalmente impredecible, 5
resultados de una liga de un país que ni siquiera sabes donde se encuentra
geográficamente (es más ¿qué demonios significa geográficamente?) sumado a los
resultados, yardas avanzadas por pase y diferencia de puntos por los que ganará
o perderá el equipo más famoso del deporte más incomprensible del mundo y
finalmente atinar si en la lucha libre ganarán los rudos o los técnicos
entonces te puedes dar una idea de lo distante que esta ese sueño, esto por
poner un ejemplo, no quiero mencionar los demás sorteos en los que debes
acomodar la combinación exacta de los números que escogerá un ordenador (entre
todas las combinaciones que hay en el universo) puedes pasarte toda la vida
jugando y jamás ganar nada, pero si contra todo pronostico ganas de vez en
cuando una cantidad que para tus expectativas es “enorme” estamos hablando de
la carnada perfecta, que importan las necesidades, hay que morirse con la suya,
si existe el sueño americano, Nico esta viviendo el sueño latinoamericano.
Cuando nuestros investigadores lo
vieron por última vez tenía un aspecto desastroso, parecía un indigente, sucio,
desaliñado y buscando comida en un bote de basura, después de comerse un
suculento pedazo de pan extraído del fondo del contenedor, entró a un puesto de
pronósticos y salio con su quiniela, listo para llenarla y seguir persiguiendo
su sueño, después de eso han pasado 3 semanas y no hemos sabido nada sobre él.
Nico es parte de una tribu urbana, como lo son los rastas, los darketos y los
emmos, una tribu que crece cada día y que no respeta genero ni clase social,
los hemos llamado soñadores y son tan comunes como la basura en las calles, son
producto de muchas cosas pero al final también son voluntarios de seguir
soñando el sueño latinoamericano y ustedes ¿ya compraron su boleto para el
sorteo? Deberían hacerlo en una de esas ganan el premio mayor y cambian su miserable
vida. Nos vemos en la calle.
Agente 07
Centro de
investigaciones oníricas de Urbania
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