viernes, 13 de enero de 2012


La mujer que perdió todo


En esta ciudad de tan peculiares personajes de los cuales ya les he presentado a varios hay uno en particular del que quiero hablarles el día de hoy, es una mujer pero hay algo que la marca ante la sociedad (suciedad) y que hace que todos tengan una opinión sobre su situación; es recién divorciada.
Su nombre es Judith, tiene 30 años de edad y su matrimonio duro lo mismo que dura un castillo en la arena al borde de la marea, ¿Por qué termino su matrimonio? La verdad no es de mi incumbencia y de ustedes tampoco solo dense por bien servidos al saber que se termino y que no hay manera de que pueda componerse esa situación. Pero esa ligera explicación tan fácil de escribir y de leer es infinitamente imposible de entender para el resto de las personas.
Como ya es costumbre para abordar con mayor sabor el tema vamos un tiempo atrás, a la época en la que Judith era estudiante, les puedo decir que nunca fue la más popular ni la reina de belleza pero no era fea, tenia un buen grupo de amigos y le encantaba la fiesta, logro muchas cosas por si sola, ella pago su carrera y no es que no tuviera todo el apoyo de sus padres, pero consideraba que no debía dejarles cargar con ese peso después de haberla educado a lo largo de su vida, obviamente tenía un trabajo como asistente de una importante organizadora de eventos, de ahí fue consiguiendo contactos se fue relacionando y cuando se graduó puso su propio negocio de organización de eventos, estamos hablando de una mujer plena, profesional y muy inteligente, admirada por todos los que la conocieron y al decir “conocieron” me refiero a antes del divorcio.
Hay algo curioso que sucede con este tipo de mujeres y Judith lo experimento desde el primer momento en que la gente se entero de su nuevo status social, lo primero que pudo notar fue la mirada que todos le daban en su trabajo, en su casa, hasta en la calle (probablemente ya víctima de sus nervios) esa mirada que le das a alguien que ha sufrido una gran perdida, esos ojos que todos tienen en un funeral eran las únicas miradas que recibía Judith, a veces acompañados de una sonrisa forzada y una palmadita en el hombro, después cuando acudió a una reunión con sus amigas vinieron cosas peores; recomendaciones y consejos de personas que no tenían ni idea de cómo se sentía ni de las razones por las cuales había decidido terminar con aquel matrimonio, “Hay amiga (acompañada de la mirada) ¿y ya no vas a intentar luchar por tu matrimonio?” o “Deberían platicar, tomen terapia de parejas, todo tiene solución”, “Amiga piensa en que te casaste con él porque lo amas, no lo puedes dejar ir así, además ya no estas en edad de andar buscándote otro ¿no lo puedes perdonar?”
En la mente de Judith circulaban un millar de mentadas de madre y crecía un impulso tremendo de saltar y gritarles que eran una mierda de amigas, pero en lugar de hacer eso decidió darles por su lado y escuchar sus estúpidos consejos “Amiga y ahora ¿qué vas a hacer?” a lo que Judith contesto “pues lo que hacía antes, dirigir mi negocio, salir con ustedes, ir de vacaciones, todo igual, no es como que me hayan cortado las piernas o las manos” “Hay amiga no te enojes, yo se que haces todo eso, pero no va a ser lo mismo”.
Estaba sorprendida al ver que sus amigas la veían como una desahuciada, como si lo hubiera perdido todo, de ahí en adelante nada de lo que hiciera con ellas sería igual, si se ponía a cantar una canción, era porque le recordaba a su ex, si se tomaba unos tequilas seguramente sería para olvidar el dolor que le consumía el alma, si le daban ganas de comer un helado era para compensar la amargura que sentía por el divorcio, pero eso era solo con sus amigas, a los ojos de ellas era una oveja herida y las ovejas heridas son la presa predilecta de los lobos. Ahora Judith estaba de nuevo en el mercado y la verdad era una mujer atractiva, pero atractiva era poco para la cantidad de llamadas que comenzó a recibir por parte de decenas de hombres que se enteraron de su situación, desde amigos de su hermano a los que solo había visto una vez hasta ex compañeros de la universidad, pasando por ex novios y ex amantes que alguna vez tuvo, muchos de ellos ya casados, todos con algún pretexto estúpido y con la firme intención de llevarla a la cama. Por alguna razón ahora todos los hombres la veían como una presa fácil, seguro como estaba casada, acostumbrada a que todos los días tenía acción, pues la debe extrañar mucho, así que a diario recibía invitaciones al cine, a comer, a cenar, a tomar cervezas y por parte de los mas atrevidos invitaciones directamente a tener sexo con ellos, si decide salir con alguno les da la razón a todos y ya se imaginaran los comentarios de sus amigas, si no sale con ninguno es porque esta muy dolida y no puede superar la tragedia.
Su vida ha cambiado por completo, lo que ella pensaba que sería algo que la liberaría la ha convertido en el blanco de comentarios y de miradas a donde quiera que vaya, claro que ella sigue con sus actividades y con su vida profesional, lo que mas le molesta es que ella ni siquiera siente tristeza ni dolor ni extraña nada de lo que tuvo mientras estuvo casada, de hecho en ocasiones los comentarios que escucha le dan risa, pero llega el momento en el que acaban con su paciencia, cada persona que ve le da la misma mirada, todos le preguntan si no lo va a intentar una vez más (de hecho esa pregunta ya la tiene hasta la madre), todos quieren saber su historia, todos la quieren llevar a la cama, pero no ha pasado lo peor aún, en 2 semanas debe ir a una reunión familiar a su pueblo natal, ahí se encontrará a toda su familia, nubes negras se ven en su camino.
La reunión como era de esperarse fue todo un melodrama, una vez más los terapeutas salieron a dar su más finos consejos, una prima le pregunto: ¿De menos te lo pudiste chingar?; ¿Con que motivo? No es que me haya puesto una pistola en la cabeza para casarme con el ¿o si?. Después se acerca esa tía metiche que esta en todas las familias y le dice con su voz mas tierna “hijita ahorita te recomiendo que no tengas pareja, es mentira eso de que un clavo saca otro clavo, no vayas a lastimar a una persona inocente por quererle cobrar lo que te hizo alguien mas” (OK tía, esperare hasta que usted me diga cuando puedo tener pareja) llega entonces el turno de la abuela quien con toda su sabiduría le dice: “Mija ahorita solo ten amigos, no es conveniente que te vean con otro hombre porque van a pensar mal” (¿van? Abuelita todos los hombres de la ciudad me quieren coger ¡ya piensan mal¡) y finalmente para rematar y lo que no podía faltar, llega un primo de esos que rara vez encuentras en tu camino y le dice: “¿cómo estas prima? Si te sientes mal cualquier día te puedo ir a visitar, igual y “platicamos un rato” (ahí esta abuela, la teoría confirmada, hasta mi primo)
Obviamente hubo platicas con sus papas y con su hermano, fueron en privado y no terminaron nada bien, al final Judith se da cuenta de que todos suponen como se siente, pero en realidad nadie se lo ha preguntado, nadie se ha detenido a escucharla pero eso si, todos tiene la solución para su problema, parece ser que el divorcio fue su muerte, nadie se imagina como va a hacer para seguir adelante o que será de ella, aún cuando es dueña de su propio negocio y tiene su departamento, es la suerte con la que corren las mujeres que “lo pierden todo” en una ciudad machista como Urbania (aún cuando ese “todo” fuera un borracho golpeador y huevon), es un lastre con el que tendrá que cargar hasta que se tenga algo mejor de que hablar ¿y tu alguna vez te has sentido molesta por el hecho de fallar para los demás, a pesar de creer que lo que hiciste estaba bien? Si no lo has hecho divórciate. Nos vemos en la calle.




Centro de Investigaciones Sociales de Urbania
Agente 07
Agradezco la colaboración de una amiga que “lo ha perdido todo” y ha ganado más

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