La mujer que perdió todo
En esta ciudad de tan peculiares
personajes de los cuales ya les he presentado a varios hay uno en particular
del que quiero hablarles el día de hoy, es una mujer pero hay algo que la marca
ante la sociedad (suciedad) y que hace que todos tengan una opinión sobre su
situación; es recién divorciada.
Su nombre es Judith, tiene 30
años de edad y su matrimonio duro lo mismo que dura un castillo en la arena al
borde de la marea, ¿Por qué termino su matrimonio? La verdad no es de mi incumbencia
y de ustedes tampoco solo dense por bien servidos al saber que se termino y que
no hay manera de que pueda componerse esa situación. Pero esa ligera
explicación tan fácil de escribir y de leer es infinitamente imposible de
entender para el resto de las personas.
Como ya es costumbre para abordar
con mayor sabor el tema vamos un tiempo atrás, a la época en la que Judith era
estudiante, les puedo decir que nunca fue la más popular ni la reina de belleza
pero no era fea, tenia un buen grupo de amigos y le encantaba la fiesta, logro
muchas cosas por si sola, ella pago su carrera y no es que no tuviera todo el
apoyo de sus padres, pero consideraba que no debía dejarles cargar con ese peso
después de haberla educado a lo largo de su vida, obviamente tenía un trabajo
como asistente de una importante organizadora de eventos, de ahí fue
consiguiendo contactos se fue relacionando y cuando se graduó puso su propio
negocio de organización de eventos, estamos hablando de una mujer plena,
profesional y muy inteligente, admirada por todos los que la conocieron y al
decir “conocieron” me refiero a antes del divorcio.
Hay algo curioso que sucede con
este tipo de mujeres y Judith lo experimento desde el primer momento en que la
gente se entero de su nuevo status social, lo primero que pudo notar fue la
mirada que todos le daban en su trabajo, en su casa, hasta en la calle
(probablemente ya víctima de sus nervios) esa mirada que le das a alguien que
ha sufrido una gran perdida, esos ojos que todos tienen en un funeral eran las
únicas miradas que recibía Judith, a veces acompañados de una sonrisa forzada y
una palmadita en el hombro, después cuando acudió a una reunión con sus amigas
vinieron cosas peores; recomendaciones y consejos de personas que no tenían ni
idea de cómo se sentía ni de las razones por las cuales había decidido terminar
con aquel matrimonio, “Hay amiga (acompañada de la mirada) ¿y ya no vas a
intentar luchar por tu matrimonio?” o “Deberían platicar, tomen terapia de
parejas, todo tiene solución”, “Amiga piensa en que te casaste con él porque lo
amas, no lo puedes dejar ir así, además ya no estas en edad de andar buscándote
otro ¿no lo puedes perdonar?”
En la mente de Judith circulaban
un millar de mentadas de madre y crecía un impulso tremendo de saltar y
gritarles que eran una mierda de amigas, pero en lugar de hacer eso decidió
darles por su lado y escuchar sus estúpidos consejos “Amiga y ahora ¿qué vas a
hacer?” a lo que Judith contesto “pues lo que hacía antes, dirigir mi negocio,
salir con ustedes, ir de vacaciones, todo igual, no es como que me hayan
cortado las piernas o las manos” “Hay amiga no te enojes, yo se que haces todo
eso, pero no va a ser lo mismo”.
Estaba sorprendida al ver que sus
amigas la veían como una desahuciada, como si lo hubiera perdido todo, de ahí
en adelante nada de lo que hiciera con ellas sería igual, si se ponía a cantar
una canción, era porque le recordaba a su ex, si se tomaba unos tequilas
seguramente sería para olvidar el dolor que le consumía el alma, si le daban
ganas de comer un helado era para compensar la amargura que sentía por el
divorcio, pero eso era solo con sus amigas, a los ojos de ellas era una oveja
herida y las ovejas heridas son la presa predilecta de los lobos. Ahora Judith
estaba de nuevo en el mercado y la verdad era una mujer atractiva, pero
atractiva era poco para la cantidad de llamadas que comenzó a recibir por parte
de decenas de hombres que se enteraron de su situación, desde amigos de su
hermano a los que solo había visto una vez hasta ex compañeros de la
universidad, pasando por ex novios y ex amantes que alguna vez tuvo, muchos de
ellos ya casados, todos con algún pretexto estúpido y con la firme intención de
llevarla a la cama. Por alguna razón ahora todos los hombres la veían como una
presa fácil, seguro como estaba casada, acostumbrada a que todos los días tenía
acción, pues la debe extrañar mucho, así que a diario recibía invitaciones al
cine, a comer, a cenar, a tomar cervezas y por parte de los mas atrevidos
invitaciones directamente a tener sexo con ellos, si decide salir con alguno
les da la razón a todos y ya se imaginaran los comentarios de sus amigas, si no
sale con ninguno es porque esta muy dolida y no puede superar la tragedia.
Su vida ha cambiado por completo,
lo que ella pensaba que sería algo que la liberaría la ha convertido en el
blanco de comentarios y de miradas a donde quiera que vaya, claro que ella
sigue con sus actividades y con su vida profesional, lo que mas le molesta es
que ella ni siquiera siente tristeza ni dolor ni extraña nada de lo que tuvo
mientras estuvo casada, de hecho en ocasiones los comentarios que escucha le
dan risa, pero llega el momento en el que acaban con su paciencia, cada persona
que ve le da la misma mirada, todos le preguntan si no lo va a intentar una vez
más (de hecho esa pregunta ya la tiene hasta la madre), todos quieren saber su
historia, todos la quieren llevar a la cama, pero no ha pasado lo peor aún, en
2 semanas debe ir a una reunión familiar a su pueblo natal, ahí se encontrará a
toda su familia, nubes negras se ven en su camino.
La reunión como era de esperarse
fue todo un melodrama, una vez más los terapeutas salieron a dar su más finos
consejos, una prima le pregunto: ¿De menos te lo pudiste chingar?; ¿Con que
motivo? No es que me haya puesto una pistola en la cabeza para casarme con el
¿o si?. Después se acerca esa tía metiche que esta en todas las familias y le
dice con su voz mas tierna “hijita ahorita te recomiendo que no tengas pareja,
es mentira eso de que un clavo saca otro clavo, no vayas a lastimar a una
persona inocente por quererle cobrar lo que te hizo alguien mas” (OK tía,
esperare hasta que usted me diga cuando puedo tener pareja) llega entonces el
turno de la abuela quien con toda su sabiduría le dice: “Mija ahorita solo ten
amigos, no es conveniente que te vean con otro hombre porque van a pensar mal”
(¿van? Abuelita todos los hombres de la ciudad me quieren coger ¡ya piensan
mal¡) y finalmente para rematar y lo que no podía faltar, llega un primo de
esos que rara vez encuentras en tu camino y le dice: “¿cómo estas prima? Si te
sientes mal cualquier día te puedo ir a visitar, igual y “platicamos un rato”
(ahí esta abuela, la teoría confirmada, hasta mi primo)
Obviamente hubo platicas con sus
papas y con su hermano, fueron en privado y no terminaron nada bien, al final
Judith se da cuenta de que todos suponen como se siente, pero en realidad nadie
se lo ha preguntado, nadie se ha detenido a escucharla pero eso si, todos tiene
la solución para su problema, parece ser que el divorcio fue su muerte, nadie
se imagina como va a hacer para seguir adelante o que será de ella, aún cuando
es dueña de su propio negocio y tiene su departamento, es la suerte con la que
corren las mujeres que “lo pierden todo” en una ciudad machista como Urbania
(aún cuando ese “todo” fuera un borracho golpeador y huevon), es un lastre con
el que tendrá que cargar hasta que se tenga algo mejor de que hablar ¿y tu
alguna vez te has sentido molesta por el hecho de fallar para los demás, a
pesar de creer que lo que hiciste estaba bien? Si no lo has hecho divórciate.
Nos vemos en la calle.
Centro de
Investigaciones Sociales de Urbania
Agente 07
Agradezco la
colaboración de una amiga que “lo ha perdido todo” y ha ganado más
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