Clara y su amiga
Todas las civilizaciones
conocidas hasta hoy, sea grandes o chicas, cultas o ignorantes han dejado
vestigios o indicios de su mitología y sus creencias, es una costumbre al
parecer implícita en los seres humanos el creer que hay algo más, seres
diferentes, superiores que no podemos ver pero que influyen de manera
definitiva en nuestras vidas y castigarán nuestras malas acciones, estas
creencias han dado paso a las religiones que tenemos hoy en día, todas
curiosamente similares pero con diferencias tan substanciales que han sido
capaces de provocar guerras entre naciones enteras.
Pero independientemente de las
religiones y de los dioses hay otro tipo de seres sobrenaturales que muchos
aseguran haber visto, otros les atañen explicaciones para varios fenómenos
“inexplicables” y otros simplemente no dan el menor crédito a ellos, me refiero
a los monstruos, fantasmas, duendes y seres mágicos (léase chupacabras, hombre
de las nieves, pie grande etc)
Este tipo de seres dan origen a
lo que conocemos como leyendas urbanas, son ese tipo de relatos que las
personas aseguran que fueron reales pero nadie puede comprobarlos, conforme una
leyenda urbana supera las etapas del tiempo gana seguidores y se convierte en
folclor del lugar al que pertenecen, incluso algunas crean “reglas” que muchas
personas siguen sin cuestionar (no digas tal nombre 3 veces frente a un espejo,
no cruces a tal hora por ese lugar en las noches)
Urbania no es la excepción a esta
costumbre y al darnos a la tarea de buscar una leyenda urbana digna de
presentar en este espacio nos topamos con un caso que incluso genero una
investigación policiaca a su alrededor y que ha fijado un antecedente que hasta
el día de hoy enciende las luces rojas en las madres que observan
comportamientos similares en sus hijos, sin mas preámbulo les cuento nuestra
historia.
Todo comienza en los suburbios de
Urbania, una casa humilde pero que podría pasar como cualquier casa normal de
la clase media, es pequeña tiene una cocina, un espacio para la sala y el comedor,
dos recamaras un baño y un pequeño patio trasero que apenas alcanza para tender
algunas prendas al sol, esta vivienda era rentada por Sofía, una mujer de 34
años con un pasado tortuoso, la típica historia de la joven que se casa con su
príncipe azul y a solo meses de la boda se da cuenta de que en realidad se caso
con un carcelero celoso y golpeador que no la dejaba salir ni a la tienda
siempre escudado por el pretexto del inmenso amor que le tenía y de que sin
ella no podría seguir adelante, 6 largos meses fueron los que soportó a su
“príncipe” hasta el día que cayó en el hospital a causa de una golpiza recibida
que la dejo inconsciente, por suerte un vecino se interpuso en el camino del
amante esposo que ya caminaba hacia su incomprensiva esposa con un bate de
baseball en la mano, dispuesto a concluir el trabajito.
Ella despertó en el hospital, y
paso 3 semanas para poderse recuperar por completo, salió caminando convencida
después de platicar con la psicóloga en turno, de que su vida de ese punto en
adelante sería de soltera y con la noticia de que por milagro, según las
palabras de los médicos, Sofía conservaba su embarazo, embarazo que por cierto
ella no conocía pero que le sirvió como una motivación para salir adelante,
poco tiempo después se entero de que su príncipe azul decidió ahorcarse en
prisión y fue el final de ese capítulo.
La bebe nació saludable, por
suerte no parecía tener ningún rasgo de su padre del cual nunca conocería la
verdadera historia y Sofía junto con su hija se mudaron a esta casa alejadas de
todo su pasado.
6 años pasaron y la niña cuyo
nombre era Clara creció siendo siempre solitaria, al ser madre soltera y no
tener preparación académica Sofía tenía que tomar trabajos que le absorbían
todo el tiempo, por lo que llegaba en las noches a casa, ya cansada y sin ganas
de hacer nada, Clara era cuidada por una vecina, la señora Soto una viuda ya
entrada en años pero de buen corazón que sentía gran simpatía por la niña y su
madre desde que se mudaron al vecindario.
Como es común en estos casos,
Sofía no estaba muy involucrada en las relaciones que su hija comenzaba a
realizar en su escuela, era su primer año, no recibía ningún reporte de mala
conducta y al parecer sus notas iban en orden, por lo que a ella correspondía
todo iba viento en popa.
Pero la realidad en el kinder era
muy distinta, es cierto Clara era una niña tranquila que siempre cumplía con
sus deberes, pero al parecer era incapaz de relacionarse con otros niños, no
quería participar en las actividades grupales, cuando era hora del recreo se
quedaba en el salón de clases dibujando y rara vez hablaba con otros niños,
debido a este comportamiento, los propios niños habían comenzado a aislarla
cosa que a ella parecía no importarle.
A Clara le encantaba dibujar,
parecía ser su escape de la realidad, curiosamente sus dibujos siempre tenían
un elemento que se repetía, en todo ellos aparecía ella acompañada de un rosado
y alegre cerdito, caminaba con ella bajo un sonriente sol, estaba afuera de su
casa saludando y hasta iba a su lado en el trayecto rumbo a la escuela, todos
los dibujos con la calidad de una artista de 6 años pero expresivos como pocos
niños de esa edad podían reflejarlos.
La preocupación de la escuela no
se hizo esperar y Sofía por fin recibió su primera cita para platicar con las
maestras de su hija. La cita tuvo que ser en fin de semana ya que el trabajo de
Sofía no le permitía acudir en otro día.
Los dibujos y el comportamiento
de Clara fueron expuestos por la maestra y la psicóloga de la institución,
después de enterarse de la vida solitaria que llevaba la niña le recomendaron
fuertemente a Sofía que conviviera más con ella y que intentara hacerla
convivir con otros niños, salió de ahí en parte preocupada y en parte molesta
por haber recibido recomendaciones de otras mujeres sobre como educar a su
hija, regreso a casa y fue directamente al cuarto de Clara, la señora Soto se
encontraba en la cocina y le mencionó que la niña no había querido comer y que
llevaba en su recamara toda la mañana.
Sofía entro a su cuarto y lo
primero que noto fue que todas las paredes estaban cubiertas por los dibujos de
su niña, siempre acompañada del alegre cerdito, un día anterior estaban
guardados en el cajón de su cómoda pero ahora parecía que había pasado toda la
mañana cubriendo los muros con estos dibujos, no les presto mayor atención y se
dirigió a la cama donde estaba la niña leyendo un libro en voz alta.
“Hola Clara ¿Qué haces?” a lo que
la niña respondió “Shhhh mamá cállate, le estoy leyendo a Lucy su cuento
favorito” Sofía no supo como reaccionar a esta respuesta y lo que hizo fue
arrebatarle el libro a la niña y gritarle mientras le golpeaba el trasero con
la mano “No me vuelvas a hablar así Clara, me tienes que respetar soy tu mamá”
la niña llorando por el dolor de los golpes, se soltó de los brazos de su madre
y corrió al closet para encerrarse ahí y desde adentro grito “ahora tu me pegas
como te pegaba mi papá ¿quieres que acabe en un hospital igual que tu? ¿Quieres
acabar colgada igual que él?”
El impacto que causaron estas
palabras en Sofía fue devastador, cayó en estado de shock ¿Cómo supo esas cosas
su hija? Nadie las conocía en el vecindario, nadie conocía su pasado, todos sus
esfuerzos por borrar el pasado habían sido en vano, se fue a su cama sin decir nada mas, durmió
toda la tarde, no quería salir, no quería enfrentar a Clara.
Despertó y ya el día se rendía
ante la noche, la casa comenzaba a dibujar sombras por todas partes y el
silencio era total, de repente comenzó a escuchar en el cuarto contiguo la voz
de su hija que decía “No estuvo bien Lucy, mi mamá se puso triste” comentario
que le pareció una disculpa de parte de su hija expresada en voz alta para que
fuera escuchada por ella, sin embargo lo que sucedió a continuación la dejo
helada, el comentario de su hija recibió una respuesta “Se lo merecía es una
puta” esa voz, no podía ser de la señora Soto, era una voz rasposa, de una
anciana sin dudas pero nunca la había escuchado en su vida ¡había alguien con
su hija¡ se levantó como impulsada por un resorte y abrió la puerta de golpe y
encontró a su hija dibujando acostada en el suelo “¿Dónde esta Clara? ¿Dónde
esta esa mujer?” la niña la miro extrañada y le respondió “Aquí no hay nadie
mamí, solo yo y Lucy, pero la asustaste y se metió debajo de la cama”
horrorizada volteo a ver esa franja de oscuridad que se hace en el espacio que hay entre el suelo y el colchón
de la cama, tomo un palo de madera que estaba en el closet y le pidió a su hija
que se alejara de la cama, temblando de miedo se acercó poco a poco levantó la
sábana y asomó la cabeza, casi se desmaya al toparse de frente con la cara
sonriente de un payaso de peluche que se encontraba ahí abajo, respiro profundo
se sentó en el suelo y extendió los brazos para que su hija se acercara, madre
e hija estaban en el suelo fundidas en un abrazo cuando de repente sin razón
aparente alguna la puerta se azotó “Lucy se enojo mami” dijo la niña, esa noche
las dos durmieron en el cuarto de Sofía, ella no se pudo quitar esa voz de su
cabeza.
A la mañana siguiente, Sofía llevo
a su hija de paseo, fueron a caminar al centro de Urbania, después pasaron por
el Zoológico y mientras veían a los animales Sofía le pregunto a su hija “Clara
¿quién es Lucy?” la niña hizo una expresión rara, como si estuviera escuchando
algo y después respondió “es mi amiga mami, siempre me acompaña a todas partes
y me dice que cosas tengo que hacer para ser buena niña, le gusta que la
dibuje, por eso siempre la pongo a mi lado en mis dibujos” Sofía respondió
“¿Lucy es el cerdito que dibujas siempre?” “si mami, pero no es como los que
vimos aquí, Lucy habla” “¿Y que te dice, ella fue la que te dijo esas cosas
feas que me gritaste el otro día?” “Sí mamá, me dijo que si te gritaba eso te
ibas a ir y nos ibas a dejar de pegar, siempre me dice que hacer, me enseño que
no me tengo que juntar con otros niños porque la gente es mentirosa, me dijo
que ella era la única amiga que necesitaba” Sofía había llevado una grabadora
para tener la conversación disponible y consternada esa misma tarde decidió
acudir a un psicólogo infantil, él le mencionó que todo lo que su hija
expresaba era completamente normal y mas común de lo que se pudiera imaginar,
en cuanto a la información sobre su padre le dijo “recuerde que los niños son
como esponjas, seguramente alguna vez la escucho hablando al respecto con
alguien, tal vez hace mucho tiempo” le dio algunas recomendaciones para
persuadir a Clara a convivir con otros niños y le pidió que la llevara para su
próxima sesión, un poco mas tranquila regreso a su casa.
Al llegar lo primero que percibió
fue el inconfundible olor a excremento, su primer impulso fue pensar que
seguramente estaban realizando trabajos en las tuberías de drenaje, pero al
abrir la puerta no le quedo la menor duda de que el olor provenía de su casa,
era insoportable, la puerta de Clara estaba cerrada y una vez más escucho esa
terrible voz “Mañana” abrió la puerta de golpe y casi se desmaya por el hedor
que había en el cuarto de su hija y horrorizada alcanzó a ver como se cerraba la puerta del closet “La asustaste mami, me
estaba contando de su casa, me dijo que mañana me va a llevar a conocerla” la
sangre le bajo a los píes a Sofía que corriendo abrió la puerta del closet y
gritando como loca dijo “Lárgate, seas quien seas lárgate de aquí” una vez más
la puerta de la entrada se cerro de golpe, Sofía temblaba de pies a cabeza, era
domingo.
El lunes por la mañana encargo a
Clara con la señora Soto y le dijo que la vería a la hora de la comida,
llegando a su trabajo pidió permiso de salir argumentando que se sentía mal de
salud y fue directamente a la iglesia mas cercana, busco al sacerdote y le
contó todo lo que estaba sucediendo, el padre intentando calmarla acepto ir con
ella a su casa, muchas veces ya había tenido situaciones similares en las que
la gente cree que hay un espíritu o un ser extraño en su casa, armado con agua
bendita el sacerdote acompaño a Sofía a casa de la señora Soto para recoger a
Clara, una vez más el olor era indescriptible, apenas soportable, la Señora Soto se encontraba como
siempre en su sillón mecedor cómodamente situado frente al televisor, el canal
que estaba sintonizando pasaba un capítulo en blanco y negro de la serie “Amo a
Lucy” pero su mirada estaba perdida, dos charcos de sangre crecían bajo sus
manos que colgaban a los lados del sillón y una afilada navaja se encontraba en
el regazo ensangrentado de la ahora muerta Señora Soto, Sofía y el Padre dieron
un grito de horror, el Sacerdote reaccionando de la impresión tomo el teléfono
y llamo a la policía, Sofía entro corriendo, gritando el nombre de su hija pero
no hubo respuesta alguna, salio disparada de la casa, atravesó el jardín que
dividía su propiedad de la de su vecina soportando el poderoso olor y al entrar
en la casa sintió el terror absoluto al ver impresas claramente por toda la
casa huellas de pezuñas que mas tarde serían identificadas por la policía como
pisadas de cerdo, había un camino creado por los dibujos de Clara que iban
desde la entrada de la casa hasta su cuarto, Sofía por fin presto atención a
estas obras de arte, eran una línea de tiempo de la corta vida de su hija,
desde su nacimiento a la entrada hasta su paseo al zoológico un día anterior,
en todos ellos aparecía el cerdo, la puerta del cuarto de Clara había sido
despedazada como si alguien con un hacha hubiera descargado su furia sobre
ella, entrar ahí fue el último acto de cordura que Sofía realizó en su vida
para después caer en un estado de locura que eventualmente la llevo a quitarse
la vida en un manicomio cercano a Urbania, dentro del cuarto había 2 dibujos,
uno en el suelo en el que se veía a una niña armada con una navaja y acompañada
de un cerdito sonriente cortando las venas de una anciana sentada en un sillón
ubicado frente a un televisor, varios cerdos más bebían los chorros de sangre
que salían de los brazos de aquella vieja bruja, el otro estaba sobre la cama,
encerrado en una oscura mancha de sangre que impregnaba las sabanas en el se
mostraba una cueva de muros rojos iluminada por una antorcha, en el centro del
dibujo se veía como un enorme cerdo de ojos rojos y largos y afilados colmillos
devoraba los intestinos de una niña sonriente que vestía la misma ropa que
Clara vistió la última vez que alguien la vio.
La policía investigo el paradero
de la niña, nadie creyó los cuentos de Sofía sobre un espíritu maligno, el
padre escribió un informe en el cual detallaba el olor de ese día, mismo que
dicen siempre esta presente en apariciones demoníacas, nadie volvió a saber
nada sobre la niña, nadie lo puede comprobar pero tampoco lo pueden negar,
leyenda urbana de Urbania. Nos vemos en la calle.
Agente 07
Platicando con las
voces de mi cabeza
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