viernes, 22 de junio de 2012

greed


La ciudad de la triste figura


La congruencia se ha convertido en un misterio de la vida cotidiana en las calles de Urbania, tan misteriosa que no se me ocurren adjetivos para describirla ¿Qué es? un don, una posesión, algo inherente o ya de plano algo inexistente, últimamente y ante muchos eventos relacionados con la vida publica de esta ciudad me inclinaría por el último elemento que mencioné en la lista, imagino que de llegar a caminar por aquellos enormes prados ubicados “en algún lugar de La Mancha” no tardaríamos mucho en ser atacados por “el caballero de la triste figura” que dentro de toda su locura inexistente nos reclamaría sin dudas nuestra falta de principios y nuestro mucho lamebotismo (por no decir huevismo).
Alguna vez hace ya varios años escuche a un tipo intelectualoide, de esos sujetos que al verlos instantáneamente se van a tus bolas, declarando apasionadamente que la sociedad había perdido sus ideales, “nadie tiene una causa fija” decía aquel hombre cuyas palabras no me significaron nada.
Lo curioso de esta anécdota es que el día de hoy después de varios años de observación y de abrir un poco mas los ojos hacia lo que sucede en las calles de esta ciudad me encuentro con la sorpresa de que estoy totalmente de acuerdo con aquel despreciable personaje, por lo que imagino que para varios de los que leen esto seré igual de despreciable y estaré de manera inmediata causándoles malestar en su entrepierna, pero con todo y ese riesgo de molestarles un poco quiero exponerles mi pensar, creo que Don Quijote no estaba del todo loco y que mas bien al igual que aquel sujeto de la televisión era un pensador incomprendido y en las siguientes líneas les explico el porque.
Como siempre me gusta expresar mis ideas en teorías que se quedan sin fundamento pero eso si que tienen varias horas de pensamiento detrás de ellas (de investigación no, por el momento realizamos un recorte de personal, ya sabe la crisis esta cabrona) y mi teoría de la falta de ideales en estos tiempos se relaciona directamente con el propósito de las generaciones.
A nuestros padres y abuelos les toco vivir en días distintos, en los que revelarse ante sus padres, pelear por la paz mundial y ser los primeros en algo eran objetivos muy al alcance de la mano de todos, entonces había movimientos sociales importantes, amor y paz para todos, tierra y libertad, el socialismo cabalgaba en la mente de todo joven que fumaba mariguana, se metía ácidos y soñaba con un mundo colorido en el cual todos cantaban tomados de la mano y formando un circulo alrededor del mundo, algo así como los pinches monitos diabolicos de la atracción de Disney “que pequeño el mundo es” (si no han visitado ese lugar hagan como yo, búsquenlo en youtube) todos querían un mundo amigable y mejor, el problema fue que esta idea se les metió tanto en la cabeza, apoyada por la propaganda de los gobiernos que tuvo una explosión nuclear en los 70as y 80as con sus bonitos carteles de personas sonrientes que dictaban los roles de cada mono en la sociedad, el papá con su cara de idiota y un traje chafa subiéndose al coche, despidiéndose con una mano y con un maletín en la otra, en la puerta la señora con su melena corta, vestido de bolitas y mandil despidiéndose alegremente de él y apoyando sus manos sobre su regordete hijo de mejillas rosadas y peinado de libro abierto, cargando su mochila y listo para ir a estudiar (chequen el video de Black hole sun para que se den una idea) como decía fue tal el efecto de este bombardeo que todos se empeñaron en  llegar a ser como esas imágenes, sin importar el tiempo que el sonriente papá se la pasara en la oficina trabajando como burro ni mucho menos los sacrificios de la mamá por mantener la apariencia de que en su casa no hacía falta nada, la alegre pareja estaba convencida de su objetivo, sabían lo que querían y creían poder lograrlo, el pequeño detalle se centra en el regordete muñeco de las mejillas rosadas, en realidad esa nueva generación no recibió el bombardeo del mundo colorido y amistoso, no compartía los mismos objetivos que sus padres, no conoció ni le interesaba conocer los movimientos sociales ni los motivos por los cuales se dieron, la imagen ideológica del Che Guevara que tantas masas movió en su momento paso a ser un icono perteneciente a la cultura urbana que hace que se vean “chidas” las gorras, al crecer con la idea de que nada debía faltar en la casa y si faltaba nadie se debía enterar el mensaje fue mas que claro, para nuestra generación todos los ideales y objetivos se convirtieron en uno solo: Dinero. (nota mental: no considero al Che un ejemplo a seguir sino un ejemplo ilustrativo para este caso)
En base a ese solo y simple objetivo todo lo demás fue perdiendo valor, lo que en otros tiempos era inconcebible que se diera en la sociedad comenzó a ganar terreno y a convertirse en cotidianeidad y hasta en negocio.
Y entonces comenzó a preocupar a algunos observadores que como aquel chango que me molesto tanto en la televisión, comenzaron a pegar de gritos alertando a los 4 vientos sobre la perdida de ideales, “olvidamos a Don Quijote, Olvidamos al Che Guevara, ya no existe ese loco que se pare frente a los tanques para evitar su paso, no más Gandhi y su resistencia pacífica” todo eso alegaba con furia aquel personaje que parecía ser el último de los mohicanos luchando contra todo el sistema el solito, tratando de cambiar el mundo y hacer que la gente abriera los ojos.
Lo peor del caso es que ahora después de estos años en los que por fin he llegado a coincidir con todo lo que ese sabio merolico gritaba por la señal electrónica resulta que lo vi una vez más en la televisión solo que ahora nuestro idealista muchacho vestía un elegante traje de diseñador, ostentaba un poderoso cargo público y enfrentaba una terrible acusación por desvío de recursos públicos, lavado de dinero y nexos con el crimen organizado.
Fue entonces cuando la palabra congruencia y todos sus misterios vinieron a mi cabeza, ¿Cómo puedes un día defender a capa y espada una ideología y al día siguiente rendirte por unas monedas? Si entiendo que hay que comer pero ¿Dónde queda nuestra esencia como seres humanos? Me puse a pensar entonces en todas las veces que hasta en las cosas más simples cambiamos de opinión radicalmente en aras de nuestra propia conveniencia, en aras de obtener nuestro objetivo y de llegar a cumplir nuestra ideología, ser ricos y poderosos sin importar como, sin importar donde o sobre quién se tenga que pasar, sin tener datos duros me pongo a pensar cuantos de los que han logrado el “éxito” monetario han traicionado su propia manera de pensar y traicionado a los que creían en ellos y lo que es peor, me pongo a pensar a cuantos de nosotros nos importa que hayan hecho eso y cuantos estaríamos dispuestos a hacer lo mismo o hasta más por llegar a donde ellos están.
Pensar en estas cifras la verdad que da miedo, en primer lugar porque basándome en estos hechos quedan muy pocas personas en las cuales podemos confiar, en segundo lugar porque si este continua siendo nuestro único ideal la congruencia continuará siendo un misterio y en tercer lugar que mas que miedo me horroriza es el pensar que si hace años odie a ese tipo de la televisión y hoy coincido con lo que decía en aquellos días quiere decir que me lleva años de ventaja y que es muy probable que termine escribiendo libros de superación personal o guiones para infomerciales chafas que pasen a las 3 de la mañana en pos de cumplir mi objetivo, no tengo la menor duda de que en algún lugar de La Mancha hay alguien que vomitaría al escuchar nuestra historia. Nos Vemos en la calle.


Agente 07
Buscando motivos

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